lunes, 22 de marzo de 2010

La UCO del Carlos Tartiere es cosa de dos

De lunes a viernes ejercen su trabajo vestidos de uniforme. Los fines de semana, se visten de paisano, aunque no van al futbol para festejar los goles de su equipo. El inspector José Ramón Tomás y el subinspector Juan Fernández son el ojo que todo lo ve en el campo del Real Oviedo. Desde la Unidad de Control Organizativo del Carlos Tartiere se encargan de velar por la seguridad de los espectadores. 52 cámaras de seguridad son los ojos que permiten ver a José Ramón y José Luis lo que ocurre en los lugares estratégicos del campo del Real Oviedo: en los alrededores y exterior del estadio, junto a las entradas, el palco, las gradas o los fondos… La Ley española contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte obliga a los clubes a contar con un dispositivo de vigilancia permanente mediante videocámaras, que permita localizar, identificar y sancionar a las personas autoras de actos violentos. Las UCO, o Unidades de Control Organizativo, comenzaron a instalarse en los estadios españoles en 1997 y fueron financiadas por la Liga de Futbol Profesional.

En el caso del Real Oviedo, la fatalidad, o más bien las cosas del futbol, quisieron que en el año 2000, el mismo en que los carbayones estrenaban su nuevo estadio (y su correspondiente UCO), el equipo descendiera a Segunda División. El dispositivo de seguridad del Tartiere, aunque ya no obligatorio por competir el equipo en Segunda División B, es el mismo que el club carbayón tenía en Primera División. ¿Medidas de seguridad de Primera para un campo de Segunda? 52 cámaras podrían parecer un número excesivo para la categoría en la que compite el equipo azul. La respuesta es negativa si lo comparamos con lo que invierten en seguridad los grandes de la liga española. En esta materia, como en otras muchas en lo que a nuestro fútbol se refiere, las comparaciones entre unos y otros clubes sacan a la luz el abismo que existe entre los grandes y los modestos.

Veamos un ejemplo: el Real Madrid gasta la friolera de 7 millones de euros por temporada en materia de seguridad. Unos 40.000 euros, 250 vigilantes y entre 550 y 600 auxiliares por cada partido.

En Oviedo, el club cuenta con un presupuesto no cuantificado en materia de seguridad: lo que cuestan los dvds en los que se graban las señales de las cámaras, los salarios de los apenas 20 vigilantes privados que se sitúan frente a los fondos y poco más. Lo que cobran José Ramón y José Luis por desempeñar este trabajo desde hace 20 años va incluido en su nómina como inspector y subinspector de la Policía Nacional, respectivamente.

Por su historia, su capacidad, 30.500 espectadores y su afición, el estadio del Real Oviedo es un caso especial en Segunda División B. Una media de 7.000 personas suelen acudir habitualmente a ver los partidos de su equipo. El récord de asistencia se batió hace 3 jornadas en el encuentro que los azules disputaron contra el Sporting B, filial de su máximo rival en el fútbol asturiano, el Real Sporting de Gijón. A este partido, considerado de alto riesgo, asistieron 17.000 personas. Trabajo extra para Jose Ramón y José Luis.

En el Bernabéu ,la preparación de un partido en materia de seguridad comienza días antes en la reunión entre el delegado gubernativo de la Comunidad y los responsables de seguridad del club. Previamente, el representante de la Policía ya se ha puesto en contacto con el equipo contrario e informa de cuántos aficionados llegan y de qué calidad es su hinchada: A, B o C, esta última, la peor, la más radical. También informan de si llegan de forma organizada y en qué número. Posteriormente hay una reunión interna del club con todos los representantes de los distintos departamentos del Madrid que intervienen en la celebración del partido para organizar todo lo referente a seguridad.

En Oviedo, el viernes Juan llama a José Ramón: “Chema, a ver si este fin de semana no tenemos movida”. ¿Llamaste a los compañeros para aumentar el dispositivo? “Si, tranquilo, dijeron que nos mandarían 10 o 15 agentes más”, contesta éste. En Madrid uno o dos días antes del encuentro se repite la reunión con el coordinador de seguridad gubernamental. A esta acuden todos los responsables que van a estar en la sala UCO (Unidad Central Operativa) durante el partido: el coordinador de seguridad, el representante de seguridad del Real Madrid, un responsable de Cruz Roja y del SAMUR, uno de Protección Civil y otro de Policía Municipal. Cada parte informa del dispositivo que va a implantar y se levanta acta. Nada se deja a la improvisación.

La UCO del Real Oviedo realiza su trabajo con medios mucho más humildes. El día del encuentro contra el Sporting B, Jose Ramón Tomás recibe una llamada del Coordinador de la Seguridad del equipo gijonés para advertirle de que en las gradas de El Molinón falta un grupo de unos 20 Ultra Boys.” Hay que estar alerta por si se nos presentan aquí”, comenta. Empieza el encuentro, y mientras Juan mueve el joystic para cerrar el zoom sobre las imágenes que le llegan de las cámaras de seguridad, José Ramón mira hacia las gradas con unos prismáticos.
En cuanto ve algún movimiento que le alarma José Ramón pide a su compañero que acerque el plano de alguna de las cámaras En caso de que se produzca algún altercado, desde su walkie talkie da la orden para que actúen los efectivos ubicados a pie de campo. Las grabaciones de las cámaras se guardan y archivan por si tuvieran que ser revisadas. En éste caso, la imagen puede ser digitalizada para ser utilizada como prueba.

Además de la UCO, formada por 290 cámaras, el Real Madrid dispone de forma complementaria de una sala UCI (Unidad de Control Interno), sufragada de su propio presupuesto. Desde aquí se controlan las imágenes de con 250 cámaras, dos frecuencias del sistema de comunicación tetradigital ya que los móviles no son fiables, tornos, megafonía, calefacción y hasta el riego del césped.

Son diferentes formas de organizar la seguridad en un estadio, la del rico y la del modesto. Lógica teniendo en cuenta que los grados del termómetro de la violencia en los estadios suben con la categoría del equipo y la importancia de la competición en la que participa. Sin embargo, ni el despliegue más sofisticado y ultramoderno puede evitar que algunos energúmenos se sigan colando en los estadios de fútbol.



Por cierto, en el partido de máxima rivalidad del Tartiere, el único momento de la tarde en el que el corazón de José Ramón y Juan se sobresaltó llegó en el minuto 89: El Real Oviedo acababa de marcar el gol de la victoria en el tiempo de descuento. Y es que la policía también tiene corazón, en el caso de nuestros dos protagonistas, corazón azul…

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