jueves, 6 de mayo de 2010

¿Son justos los salarios de los futbolistas?

Una web portuguesa ha publicado el listado de los 50 jugadores de fútbol mejor pagados en todo el mundo. Todos, sin excepción, juegan en Europa. El ránking lo encabezan los nombres que cabía esperar: Cristiano Ronaldo, Ibrahimović, Messi, Eto'o, Kaká... en total, en el top 50 hay seis jugadores del Real Madrid y 8 del Barcelona (3 y 2, respectivamente, en el top 10); del resto de equipos españoles sólo aparecen tres jugadores más, el primero de ellos (el sevillista Kanouté) en el puesto 24.

Pero lo que más llama la atención es las cifras que se vienen manejando en el mundo del fútbol. Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro, el chavalín que sufría las bromas de sus compañeros en el Sporting de Lisboa por su fuerte acento madeirense, se lleva al año 13 millones de euros; casi 1.100.000 al mes, mucho más de lo que la mayoría de nosotros soñaríamos con ganar a lo largo de toda la vida. Zlatan, el bosnio de Malmö, también levanta al mes un millón. Hasta 25 jugadores, entre los que se encuentran nombres como Deco, Benzema, Kolo Touré o Raúl González, igualan o superan el medio millón mensual.

¿Es esto justo? ¿Hacen los futbolistas méritos suficientes como para tener semejantes nóminas? ¿Es lícito que un jugador, una sola persona, ingrese más que un porcentaje importante de la población de muchos países de África? ¿Hay derecho a que hagan falta más de 20.000 ciudadanos de Burundi para igualar los ingresos anuales del jugador mejor pagado?

Cualquiera con un mínimo de criterio y sentido de la justicia encontraría la respuesta: por supuesto que no. El problema es que este asunto, que tan simple parece, se suele enfocar desde una perspectiva equivocada. Se suele criminalizar a los futbolistas, a los que se acusa de cobrar mucho por trabajar poco; lo más suave que se les llama es "niñatos consentidos". Quien razona así olvida un matiz fundamental: los futbolistas son trabajadores por cuenta ajena, es decir, si cobran tanto es porque hay alguien dispuesto a pagárselo.

¿Y por qué les pagan tanto? Ése es otro cantar. Pero en general, si un jefe está dispuesto a poner un salario tal elevado, será porque gracias al trabajador en cuestión obtiene unos beneficios mucho mayores. Nadie está dispuesto a perder dinero, y menos los tiburones financieros que pueblan los palcos de los estadios.

Los futbolistas ganan tanto dinero porque lo generan. Y es lícito. Nadie obliga a nadie a comprarse la camiseta de su equipo favorito, o a pagar la entrada del estadio, o a contratar el partido en las plataformas televisivas, o a tantas otras formas de sacar dinero que han encontrado y encontrarán. Para eso vivimos en una economía de mercado.

¿Que la economía de mercado no funciona y habría que cambiar el sistema? No os digo que no. Pero ese tema ya se escapa de los contenidos de este blog...

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