lunes, 10 de mayo de 2010

El Sankt Pauli sube a la Bundesliga alemana

Perdieron el último partido en casa, ayer mismo, contra el Paderborn, pero da lo mismo. Tras una brillante campaña, el FC Sankt Pauli ha finalizado la temporada en el segundo puesto de la Zweite Bundesliga, la segunda categoría del fútbol alemán, con 64 puntos, después de ganar 20 partidos (más que nadie), empatar 4 y perder 10. Es decir, que asciende directamente a la Bundesliga, la Primera División, la de los grandes, a codearse con el Bayern, los Borussias, el Werder y demás colosos del Fußball germano. En su viaje le acompañará el Kaiserslautern, todo un clásico en horas bajas que está intentando recuperar su prestigio, y posiblemente el Augsburgo, que aún debe superar una eliminatoria de promoción contra el Núremberg, que quedó antepenúltimo en la máxima división.

El lector se preguntará intrigado por qué tanto interés en el Sankt Pauli, una de tantas Sportvereine que abundan en la República Federal Alemana. Ocurre que el Sankt Pauli no es un equipo más. El Sankt Pauli es el equipo del barrio homónimo de Hamburgo, una de las zonas con peor (o mejor, según se mire) reputación de la ciudad. Plagado de sex shops (y de prostitutas callejeras), con multitud de locales de mejor o peor fama para escuchar todo tipo de música (se dice que los mismísimos Beatles eran habituales de la zona antes de hacerse famosos), con casi un 30% de población inmigrante, y con una cierta mala fama que hace que hasta la UEFA advierta a los visitantes de la final de Europa League que está al caer sobre los peligros del barrio.

Estas características hacen del barrio un hervidero donde la conciencia de clase y la lucha social están más presentes que en cualquier otro sitio de Alemania, así como un foco de izquierdismo político. Y por supuesto, el equipo de fútbol del barrio no podía escapar a sus señas de identidad, en contraposición a su vecino rico, el que ostenta el nombre de la poderosa y hanseática ciudad y tiene hasta Copas de Europa en su palmarés. El Sankt Pauli es distinto. El Sankt Pauli es el primer equipo de fútbol del mundo que se ha declarado abiertamente antifascista, antirracista y contrario a todo tipo de discriminación. El Sankt Pauli es el primer equipo del mundo que tiene a un homosexual declarado como Corny Littmann en la presidencia. El Sankt Pauli es de los pocos equipos del mundo, probablemente el único, que celebra cada gol con la Canción nº 2 de Blur y que recibe a los jugadores al ritmo de las "Campanas del Infierno" de AC/DC:


El Sankt Pauli, además, es de los pocos, poquísimos, equipos que, independientemente de la división donde jueguen, abarrotan su estadio cada vez que hay partido en casa. Y eso que en el Millerntor caben 20.000 espectadores largos. Sus ultras, prescindiendo de consideraciones ideológicas, tienen el estatus de ser de los mejores y más apasionados no ya de su país, sino de toda Europa.

Tan especial es el Sankt Pauli que se atreve con todo tipo de causas sociales. Como ejemplo extremo, hace ya 30 años que algunos de sus jugadores viajaron a Nicaragua a colaborar con los sandinistas. Más cercano en el tiempo es el FIFI Wild Cup de 2006, campeonato mundial al que invitaron a participar a selecciones que, por una u otra razón no podían hacerlo en el circuito estándar de la FIFA y en el que ellos mismos tomaron parte como República de Sankt Pauli.

Los Piratas, "el Burdel de la Liga", como ellos mismos se llaman con orgullo en alusión a las prostitutas y gigolós que acuden regularmente a ver los partidos, perfectamente integrados con los trabajadores del cercano puerto de Hamburgo, los indigentes y los inmigrantes subsaharianos, son uno de los equipos con más seguidores de su país. Se estima en unos 11 millones de personas que dicen sentir simpatía por el club, y existen más de 200 peñas, muchas de ellas fuera de alemania, como El Grano de Valladolid, la mayor de todas.

Ha vuelto el Sankt Pauli a la élite a traer un poco de diversión. Porque nadie debe olvidar que el fútbol a lo mejor lo inventaron los gentlemen, pero es el pueblo quien lo elevó a la categoría de arte.

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