Las pelotas también son para las niñas

Son el patito feo dentro del universo del fútbol profesional. Entrenan como el que más, aunque ganan la décima parte de lo que se embolsan sus “hermanos” mayores. Se dejan la piel en el terreno de juego, pero los elogios recibidos apenas se cuentan por decenas. No conocen el precio de la fama porque rara vez firman autógrafos. Las chicas del fútbol español conviven con esta realidad jornada a jornada. Son la Cara B del futbol en todos sus ámbitos: Instalaciones, repercusión mediática, organización de competiciones, etc. Las licencias apenas representan un 2% del total y difícilmente generan recursos económicos, es una batalla por la supervivencia. Con estos datos, supone todo un logro que nuestra selección esté situada entre las 30 primeras potencias mundiales.
Es uno de los grandes olvidados del deporte nacional, aún está en periodo de lactancia, y de ahí su carácter aficionado. La Liga Nacional Femenina tiene su punto de partida en la temporada 1988/89. Estaba formada por nueve equipos, y cantó el alirón la Peña Barcelonista Barcilona. El sistema actual fue remodelado en aras de potenciar la liga y se trató de conseguir por todos los medios que los clubes más poderosos de la Liga BBVA formaran parte de la competición. A esta invitación tan solo respondieron el Valladolid y el Sevilla. Formado por 22 equipos, el torneo consta de dos fases: Una primera, con un sistema sencillo de liga a doble vuelta; y una segunda, donde los grandes dominadores de la fase previa se ven las caras en un mismo grupo para luchar por ocupar el trono. Los caciques de la competición son el Athletic Club y el Levante, con cuatro entorchados cada uno, siendo el Rayo Vallecano el último conjunto que ha saboreado las mieles del éxito.
Muchos balones, poco dinero
Las grandes estrellas no tienen cabida en este torneo, siendo el mayor exponente el fichaje de Maribel Domínguez “Marigol” por el F.C. Barcelona cuando era capitana de la Selección Mexicana. El sueldo medio de estas obreras del balón ronda los 1.000 euros mensuales, cantidades nada galácticas. Las grandes estrellas del balompié masculino también se mueven en estas cifras... por hora. Por eso, las mejores jugadoras nacionales se ven obligadas a emigrar. Casos como los de Laura del Río, María Ruiz o Laura Baeza no son “rara avis”.
El futuro del fútbol femenino nacional, aunque lento, camina con paso firme. Así lo corrobora el hecho de que haya sido una de las disciplinas con mayor aumento en el número de federados. La proliferación de mejores competiciones y participantes hace que se aviste un futuro esperanzador. El fútbol también es cosa de mujeres